¿Dónde se encontraba realmente el palacio de la Inquisición de Barcelona?

Estado actual del Palau Reial desde Tapineria. El edificio que se encuentra a la derecha es una recreación actual del antiguo palacio de la Inquisición
En esta foto de principios del siglo XX podemos ver la serie de edificios que se anexaban a la muralla romana y al Palau Reial. Vemos a la derecha el edificio moderno que ocupaba el lugar del palacio de la Inquisición en la calle Tapineria
A la izquierda el edificio construido en la fecha de 1845 sobre las ruinas del palacio de la Inquisición . A la derecha, en el mismo lugar, el palacio que lo sustituye, imitando el estilo medieval cuya entrada renacentista se encontraba en el convento de Santa Clara

El edificio del último palacio de la Inquisición del que tenemos noticia en Barcelona se situaba en una franja limitada por las calles de Tapineria y Comtes. Habían sido dependencias del Palau Reial.  Fue  derrumbado poco antes de 1845 para construir viviendas. En los trabajos de excavación y cimentación del nuevo edificio se produjo un conato de derrumbamiento del Palau Reial del que la prensa publicó la reseña  que podemos ver a la derecha.

Sobre la Inquisición en Barcelona recomiendo el siguiente enlace externo 

https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20150820/54434919614/palau-reial-albergo-tribuna-inquisicion-barcelona.html 

 

Estado del Palau Reial a principios del siglo XX tras los primeros derribos de las edificaciones de la calle Tapineria

 

 

BARCELONA 31 de enero de 1845.=

Por imprevisión ó descuido, no sabemos de quién, han  estado hoy los vecinos de la Tapineria y calles inmediatas expuestos á un buen susto, amen de las muchas desgracias que eran inevitables. 

Al extraerse la tierra y escombros de lo que fue edificio de la Inquisición, para nivelar el piso con el de la calle de la Tapineria , se profundizó tanto la excavación que quedaron en descubierto los cimientos de la pared contigua del monasterio de Santa Clara, antes palacio de nuestros Condes, de resultas, esta pared se halla conmovida, y hubiese probablemente venido abajo con terrible estrépito de no haberse acudido con premura á apuntalarla.

Hemos visto allí á una comisión del Excmo. Ayuntamiento auxiliada de algunos arquitectos y se han practicado desde luego las precauciones más urgentes.

Parece que la premura de la actuación municipal salvó del derrumbe al Palau Reial.

Patio vergel del Museu Marés y muros del edificio que recrea el Palacio de la Inquisición de Barcelona
Explicación del origen del patio vergel del Museu Marés

La recreación medieval del Museu Marés de Barcelona

 

Tanto los edificios que conforman el actual Museu Marés, como el bellísimo Patio vergel del museo, son una recreación actual con aires medievales de lo que pudo haber sido en su momento el conjunto del Palau Reial. En la foto superior izquierda vemos los muros del edificio de nueva construcción que simula ser un palacio medieval. Este edificio sustituyó al uno de  viviendas, construido en 1845 y  del que habla el artículo de prensa de enero de ese año. 

A su vez,  el mencionado edificio de 1845 sustituía el Palacio de la Inquisición de Barcelona que cayó en desuso en 1830 con la eliminación definitiva del funesto tribunal. Su derribo tuvo lugar en una fecha posterior a 1830, tras haber sido objeto de ataques en los períodos liberales del reinado de Fernando VII, como atestigua el grabado del pintor francés Hypolite Lecomte, que reproducimos más abajo. Cuentan las crónicas que en este ataque se quemaron instrumentos de tortura y expedientes de más de 200 años de antigüedad .

Interior del Museo Marés, desde la entrada a la zona del patio vergel .
La escena del pintor francés Hypolite Lecomte que representa el ataque al palacio de la Inquisición en 1820 a raíz de la proclamación de la Constitución liberal en el reinado de Fernando VI

La campaña en la prensa de 1845 por el fin de la destrucción de los edificios del patrimonio histórico.

El conato de derrumbamiento del antiguo Palau Reial, provocado por las obras de construcción de un edificio de viviendas en 1845, desató una campaña contra la destrucción sistemática de los edificios históricos de la ciudad. Vemos aquí un duro artículo sobre el particular, que además explica la configuración y vicisitudes de los edificios del Palau Reial, con la verborrea propia de la época,

 BARCELONA 11 de mayo 1845 

El estado de inminente peligro en que se halla la antigua iglesia parroquial de san Jaime y del monasterio de Sta. Clara , y lo mucho que de su ocasión y de sus causas se propala obliga á todo hombre amante de la justicia y de las glorias nacionales á llamar la atención del público sobre cuanto pueda esclarecer este asunto. No es de hoy, sino tiempo ha concebido y resuelto el proyecto de derribar, no solo este templo, si que también el magnífico de Santa Águeda, tal vez la imponente masa del monasterio de Santa Clara, para estrechar la plaza del Rey , ensanchar la calle de la Tapineria y abrir una comunicación entre ésta, la catedral y la plaza. Los que lo fraguaron poco tienen en cuenta el valor de los monumentos que vendrían al suelo para edificar casas modernas; 

 

Foto de finales del siglo XIX de la Plaça del Rei de Barcelona . Al fondo podemos ver la entrada del convento de Santa Clara, en el interior del cual se encontró posteriormente el Saló del Tinell
Foto de 1889 de la Plaça del Rei , al fondo la entrada a la capilla de Sant'Agata. A la derecha una de las columnas romanas que se encuentran ahora en el templo del Carrer Paradís.
Foto antigua del Carrer Comtes
Portada renacentista del convento de santa Clara, que se trasladó desde su antiguo emplazamiento del Palau Reial a la entrada del Museu Marés

El artículo de 1845 sigue, explicando la configuración del antiguo Palau Reial :

y como sin duda son de aquellos que únicamente estiman las cosas por su utilidad más inmediata, positiva y visible, excusado es decir que no debió de retraerles de su propósito ni el ser Santa Águeda la capilla de nuestros Condes, y uno de los restos más elegantes de los comienzos del género gótico, ni pertenecer las dos restantes fábricas al palacio de aquellos antiguos soberanos de Cataluña. Estos lo edificaron ya poco después de la reconquista, de manera, que sirviéndole de cimiento la maciza muralla romana se levantase sobre el terraplén natural de la colina, cuyas pendientes aquellos dominadores habían aprovechado para construir su circunvalación, puede decirse que su recinto se dilataba desde muy cerca de la bajada de la Canonja hasta la capilla de Santa Águeda. En el espacio de terreno contiguo á aquella el conde don Ramón Berenguer edificó el hospital de santa Eulalia: en el siguiente , había el cuerpo principal del palacio, casi cuadrado, con patio en el centro y claustro á su alrededor, que después fue cedido á la inquisición por el rey don Fernando el Católico- junto á una de sus alas se extendía la actual iglesia de Sta. Clara, entonces sala mayor de la corte : con el extremo de ella se enlazaba la capilla de Santa Águeda, de manera que entre una y otra quedaba lugar suficiente para la puerta principal, abierta sobre aquellas gradas semicirculares que hoy se ven todavía en la plaza del Rey. El trozo del monasterio se edificó en el siglo XVI para habitación del lugar-teniente (capitán general). Es decir que la nave de la sala mayor se enlaza con la nave de Santa Águeda.

En el resto del artículo de 1845 vuelan las críticas contra la destrucción del patrimonio histórico que se estaba llevando a cabo en Barcelona :

  Suponiendo que este hecho no tenga ninguna relación con los antecedentes sentados, siempre hay que inculpar la poca previsión del propietario, ó mejor dicho, del maestro que allí edificaba. ¿Y cómo el ayuntamiento no acudió á impedir el desmonte, debiendo serle tan notorios sus efectos si él se llevaba á un extremo indebido? Cierto es muy de sentir semejante inadvertencia en una corporación que con tanta gloria suya fue la primera que abogó por la conservación de la real capilla de Santa Águeda; pues las mismas razones que entonces la llevaron á ejecutar acción tan señalada reclamaban ahora toda su vigilancia. En aquella nave solieron nuestros antiguos soberanos jurar los fueros de Cataluña al ceñirse la corona; en ella celebraron los mas solemnes actos de su corte, y allí se exponían con gran pompa á la vista del pueblo los cadáveres de los que fallecían en Barcelona. La libertad , que en aquella edad creció á la sombra del trono , también tiene en ella un monumento; nuestros mayores entonces cuando la ambición y el orgullo no habían viciado su regimiento municipal, al pie de su pared que da á la plaza del rey tuvieron los primeros consejos generales, y en las gradas semicirculares de aquel rincón miraron sentados á sus conselleres sin otra ostentación que la sencillez imponente del acto y la fuerza de una consuetud consagrada por la tradición, como diciendo que del trono emanaban sus privilegios y que en las ciudades estribaba mayormente el poder de los reyes. 

El final del artículo está más abajo…

Y finaliza criticando las nuevas tendencias artísticas  y a sus seguidores

Tocante á los arquitectos, que hubieran debido prevenir los primeros este suceso, no intentamos ponerles por delante lo macizo y majestuoso de aquel salón , el efecto característico de sus grandes arcadas semicirculares, semejantes á las del Palau, ni que ni él es un monumento del primer periodo del arte gótico , y el único trozo que subsiste de la fábrica en que moraron nuestros primitivos condes. Sabemos muy bien qué valor dan ciertas personas á ninguna época del arte que no diga relación con la apellidada arquitectura moderna greco-romana : más por lo mismo nuestro lenguaje aquí  será menos reservado y mas enérgico. No son por cierto tan criminales los estragos que trae á los monumentos un pueblo llevado del frenesí revolucionario y mientras hierven el fanatismo y las pasiones , coma la ruina de los mismos llevada á cabo por un simple decreto. Mas si el que ordena y dirige ó causa la demolición de una fábrica antigua lleva el título de arquitecto , no hay excusa bastante á cuhonestarlo, sí razón sobrada para apellidarlo con un nombre que suene peor que el de Vándalo, ya que su misma profesión debiera retraerle de ello. Desgraciadamente en Barcelona no han faltado quienes apoyasen ó sirviesen de instrumento á las demoliciones, con gran vileza y mengua del título académico que llevaban ; y á tanto alcanza la ignorancia en este particular, que los más las han mirado con ojos cuando menos indiferentes, ya que no por mala voluntad y fines siniestros , por reputar á los edificios góticos contrarios al buen gusto é indignos de la atención de todo el que hubiese estudiado los cinco ordenes que enseñan ciertas clases. La grandiosa y esbelta nave de Santa Catalina vino despedazada al suelo , y junto con ella su elegantísimo claustro y campanario ; y si bien es cierto que ahora en todas partes con cierta ponderación se deplora semejante pérdida , no fueron arquitectos los que con gran celo y peligro procuraron impedir su ruina, ni tal vez hayan de contarse entre los que más hacen alarde de sentirla. ¿Quién proyectó la demolición del frontis Antiguo de las casas consistoriales, que afortunadamente subsiste para que resalte lo insignificante del nuevo? ¿Tan indispensable era destruir la galería ó claustro de aquella misma edad que circuía el patio y el magnífico salón de Ciento? ¿A. quién cabrá la principal parte , si el claustro de San Cucufate del Valles al fin se vende y destruye? Bien es verdad que cuanto más se destruye antiguo mas hay que edificar de nuevo. La iglesia de santa Clara suplía por la de san Jaime que fue demolida en la otra época constitucional. Sí ahora ha de procederse á su derribo, como es muy de temer; haya tenido en ello la principal parte la ignorancia ó la malicia, su derribo llenará de afrenta á cuantos lo hayan ocasionado. Si la culpa es de la ignorancia, no es posible contener la indignación contra las manos torpes que se atreven á mancillar los monumentos de nuestros tiempos mejores, cuando tal ignoran. Sí de la malicia, las reflexiones que ello nos sugiere son ya distintas, siniestras por sus consecuencias. 

1 comentario en “El Palacio de la Inquisición de Barcelona.”

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