El Museo Nacional del Bardo es, sin duda, el museo arqueológico más importante del Magreb y posiblemente el más rico del mundo en lo que a mosaicos se refiere. Se asienta en un conjunto de palacios de diferentes épocas, en donde estuvo la sede del gobierno de los beyes de Túnez durante el periodo husaní. Presenta la colección de mosaicos romanos procedentes de excavaciones que, desde 1830, se han ido llevando a cabo en esta antigua provincia senatorial de Africa.

 La innovación que supuso la elaboración helenística de los  mosaicos surgió de la zona de Siracusa  (Sicilia) y se trasladó posteriormente a todo el imperio romano y, por supuesto, a las cercanas provincias africanas. El opus tesellatum llega al máximo de ilusionismo pictórico en  las obras conservadas en Túnez. Para algunos tratadistas, la obra local  recibió el influjo de los pavimentos púnicos anteriores a la conquista romana. 

Los mosaicos conservados en El Bardo son del periodo final del imperio (siglo II al V de nuestra era)  aunque se localizan también en el museo ejemplos más hieráticos paleocristianos y  del periodo bizantino.